Más de 100,000 personas registradas como desaparecidas en México
¿Qué significa esto?
Esta semana el Registro Nacional de Personas desaparecidas y no localizadas, dio a conocer, que en México, superamos las más de 100,000 personas desaparecidas. Frente a esta terrible situación CADHAC considera urgente reflexionar acerca de ¿qué significa esto?
Significa que miles y miles de familiares en todo el país, en su mayoría mujeres, buscan incansablemente a sus seres queridos. Tocan todas las puertas, suplican, gritan, toman palas para buscar, se convierten en investigadoras para que sus casos avances en las fiscalías y también en expertas en derecho para hacer avanzar el andamiaje legal que haga efectivos sus derechos (y los de sus seres queridos) a la verdad, la justicia y la reparación del daño. Esfuerzos de años que sin embargo no alcanzan. Tenemos un México donde la tristeza y la impotencia nos impregna.
Significa que la falta de respuesta de las autoridades y la indiferencia de muchas de ellas no tiene límites. Nos faltan 100,000 personas y no hay resultados. Para nuestros gobiernos la búsqueda de la verdad y la justicia no parece ser una prioridad. Lo que hemos vivido en las últimas semanas en Nuevo León da cuenta de ello.
Significa que ante la ausencia del cumplimiento de sus obligaciones las autoridades optan por la revictimización, la indiferencia, el uso político de los casos e incluso la negación cuando las desapariciones son una realidad que nos golpea la cara.
Significa que somos un país en que se optó por una política de seguridad militarizada que está lejos de poner en el centro las necesidades de las personas.
Significa que somos el segundo país con más acciones urgentes ante el Comité contra las desapariciones forzadas de las Naciones Unidas, solo superado por Irak. El país al que este Comité decidió realizar su primera visita a un Estado y constató la crisis de violencia, la diversidad de perpetradores, la crisis forense y señaló claramente el camino a transitar: terminar con la impunidad e implementar una política de prevención para que esto no siga sucediendo.
Significa que es momento de que las organizaciones de la sociedad civil, nos mantengamos cada vez más cerca, con un abrazo protector, y fortalezcamos la exigencias desde nuestros espacios para que la negación se torne en reconocimiento, la indiferencia en atención, la revictimización en la centralidad de las víctimas, la competencia y la mezquindad entre dependencias en colaboración, la simulación en recursos y decisión para hacer las cosas de otro modo acorde a la magnitud del problema para brindar las respuestas que se merecen las víctimas.
Significa que necesitamos una dosis de humildad para reconocer esta terrible y desoladora realidad y sumarnos para que quienes no están vuelvan a casa.
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