Alto funcionario de la ONU se reúne en Monterrey con organizaciones de la sociedad civil

6 de abril de 2011

Comunicado número: 1101/06/BP

 

Alto funcionario de la ONU se reúne en Monterrey con organizaciones de la sociedad civil

 

 

El Sr. Javier Hernández Valencia, representante en México de la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, visitó Monterrey el pasado viernes 1 de abril. En un momento de su agenda, se reunió en las oficinas de Cadhac con representantes de organizaciones de la sociedad de derechos humanos en la entidad y compartieron las condiciones que enfrentan como activistas sociales.

 

El diplomático celebró la pluralidad de intereses y de expresiones, y recalcó la importancia de reconocer la importancia de la participación como el eje fundamental de los temas de Derechos Humanos. Asimismo, reconoció que los activistas sociales se encuentran en situación de vulnerabilidad.

 

El Sr. Hernández Valencia reiteró el interés de la Oficina que representa en coadyuvar en la realización de un diagnóstico y programa de derechos humanos. Indicó que la Oficina de la Alta Comisionada sólo se involucrará en tal esfuerzo si la sociedad civil participa del mismo.

 

CADHAC reconoce el constante acercamiento de la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos con organizaciones de la sociedad civil. Esta organización reitera que el avance a una sociedad democrática y pacífica transita, indispensablemente, por un respeto irrestricto a los derechos humanos de todas y todos.

 

Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos, A.C., es una organización no gubernamental, apartidista y sin fines de lucro, que desde su fundación en 1993 se dedica a la promoción y defensa integral de los derechos humanos.

 

México debe investigar con urgencia las fosas clandestinas, afirma Amnistía Internacional

México debe investigar con urgencia fosas clandestinas

7 abril 2011

Amnistía Internacional ha instado hoy a las autoridades mexicanas a llevar a cabo una investigación completa y efectiva sobre la muerte de 59 personas cuyos cadáveres se hallaron ayer en fosas clandestinas localizadas en una ruta utilizada por personas migrantes que viajan a Estados Unidos.

“Las fosas clandestinas halladas ayer muestran de nuevo que el gobierno de México no está abordando la crisis de seguridad ni ocupándose de reducir la violencia que está haciendo que muchas poblaciones sean vulnerables a ataques, secuestros y homicidios”, ha afirmado Rupert Knox, investigador sobre México de Amnistía Internacional.

“Con demasiada frecuencia este tipo de delitos contra los derechos humanos quedan impunes y permiten que comunidades vulnerables, como la de las personas migrantes en situación irregular, se conviertan en el objetivo de las bandas criminales y de los funcionarios que operan en connivencia con ellas.”

“El gobierno de México debe tomar medidas urgentes para identificar a las víctimas de este nuevo homicidio masivo, y llevar ante la justicia a sus responsables. Es fundamental que todas las medidas que las autoridades tomen sean completamente legales y garanticen la protección de los derechos humanos. Éste es el único modo de proteger eficazmente a la población y garantizar la justicia en México.”

Las fosas fueron halladas en un mismo enclave del estado de Tamaulipas, al norte del país, donde operan bandas criminales y de narcotraficantes. El estado de Tamaulipas se encuentra en la ruta que atraviesan las personas migrantes que se dirigen a Estados Unidos.

En agosto de 2010, fueron hallados los cadáveres de 72 migrantes irregulares en el municipio de San Fernando, también en Tamaulipas.

ESTAMOS HASTA LA MADRE… carta abierta del poeta Javier Sicilia

Compartimos aquí el texto de la carta de Javier Sicilia, publicada en la Revista Proceso del domingo 3 de abril, con motivo del asesinato de su hijo de 20 años Juan Francisco, ocurrido en Temixco, Morelos el pasado 28 de marzo.

ESTAMOS HASTA LA MADRE

El brutal asesinato de mi hijo Juan Francisco, de Julio César Romero Jaime, de Luis Antonio Romero Jaime y de Gabriel Anejo Escalera, se suma a los de tantos otros muchachos y muchachas que han sido igualmente asesinados a lo largo y ancho del país a causa no sólo de la guerra desatada por el gobierno de Calderón contra el crimen organizado, sino del pudrimiento del corazón que se ha apoderado de la mal llamada clase política y de la clase criminal, que ha roto sus códigos de honor.

No quiero, en esta carta, hablarles de las virtudes de mi hijo, que eran inmensas, ni de las de los otros muchachos que vi florecer a su lado, estudiando, jugando, amando, creciendo, para servir, como tantos otros muchachos, a este país que ustedes han desgarrado. Hablar de ello no serviría más que para conmover lo que ya de por sí conmueve el corazón de la ciudadanía hasta la indignación. No quiero tampoco hablar del dolor de mi familia y de la familia de cada uno de los muchachos destruidos. Para ese dolor no hay palabras –sólo la poesía puede acercarse un poco a él, y ustedes no saben de poesía–. Lo que hoy quiero decirles desde esas vidas mutiladas, desde ese dolor que carece de nombre porque es fruto de lo que no pertenece a la naturaleza –la muerte de un hijo es siempre antinatural y por ello carece de nombre: entonces no se es huérfano ni viudo, se es simple y dolorosamente nada–, desde esas vidas mutiladas, repito, desde ese sufrimiento, desde la indignación que esas muertes han provocado, es simplemente que estamos hasta la madre.

Estamos hasta la madre de ustedes, políticos –y cuando digo políticos no me refiero a ninguno en particular, sino a una buena parte de ustedes, incluyendo a quienes componen los partidos–, porque en sus luchas por el poder han desgarrado el tejido de la nación, porque en medio de esta guerra mal planteada, mal hecha, mal dirigida, de esta guerra que ha puesto al país en estado de emergencia, han sido incapaces –a causa de sus mezquindades, de sus pugnas, de su miserable grilla, de su lucha por el poder– de crear los consensos que la nación necesita para encontrar la unidad sin la cual este país no tendrá salida; estamos hasta la madre, porque la corrupción de las instituciones judiciales genera la complicidad con el crimen y la impunidad para cometerlo; porque, en medio de esa corrupción que muestra el fracaso del Estado, cada ciudadano de este país ha sido reducido a lo que el filósofo Giorgio Agamben llamó, con palabra griega, zoe: la vida no protegida, la vida de un animal, de un ser que puede ser violentado, secuestrado, vejado y asesinado impunemente; estamos hasta la madre porque sólo tienen imaginación para la violencia, para las armas, para el insulto y, con ello, un profundo desprecio por la educación, la cultura y las oportunidades de trabajo honrado y bueno, que es lo que hace a las buenas naciones; estamos hasta la madre porque esa corta imaginación está permitiendo que nuestros muchachos, nuestros hijos, no sólo sean asesinados sino, después, criminalizados, vueltos falsamente culpables para satisfacer el ánimo de esa imaginación; estamos hasta la madre porque otra parte de nuestros muchachos, a causa de la ausencia de un buen plan de gobierno, no tienen oportunidades para educarse, para encontrar un trabajo digno y, arrojados a las periferias, son posibles reclutas para el crimen organizado y la violencia; estamos hasta la madre porque a causa de todo ello la ciudadanía ha perdido confianza en sus gobernantes, en sus policías, en su Ejército, y tiene miedo y dolor; estamos hasta la madre porque lo único que les importa, además de un poder impotente que sólo sirve para administrar la desgracia, es el dinero, el fomento de la competencia, de su pinche “competitividad” y del consumo desmesurado, que son otros nombres de la violencia.

De ustedes, criminales, estamos hasta la madre, de su violencia, de su pérdida de honorabilidad, de su crueldad, de su sinsentido.

Antiguamente ustedes tenían códigos de honor. No eran tan crueles en sus ajustes de cuentas y no tocaban ni a los ciudadanos ni a sus familias. Ahora ya no distinguen. Su violencia ya no puede ser nombrada porque ni siquiera, como el dolor y el sufrimiento que provocan, tiene un nombre y un sentido. Han perdido incluso la dignidad para matar. Se han vuelto cobardes como los miserables Sonderkommandos nazis que asesinaban sin ningún sentido de lo humano a niños, muchachos, muchachas, mujeres, hombres y ancianos, es decir, inocentes. Estamos hasta la madre porque su violencia se ha vuelto infrahumana, no animal –los animales no hacen lo que ustedes hacen–, sino subhumana, demoniaca, imbécil. Estamos hasta la madre porque en su afán de poder y de enriquecimiento humillan a nuestros hijos y los destrozan y producen miedo y espanto.

Ustedes, “señores” políticos, y ustedes, “señores” criminales –lo entrecomillo porque ese epíteto se otorga sólo a la gente honorable–, están con sus omisiones, sus pleitos y sus actos envileciendo a la nación. La muerte de mi hijo Juan Francisco ha levantado la solidaridad y el grito de indignación –que mi familia y yo agradecemos desde el fondo de nuestros corazones– de la ciudadanía y de los medios. Esa indignación vuelve de nuevo a poner ante nuestros oídos esa acertadísima frase que Martí dirigió a los gobernantes: “Si no pueden, renuncien”. Al volverla a poner ante nuestros oídos –después de los miles de cadáveres anónimos y no anónimos que llevamos a nuestras espaldas, es decir, de tantos inocentes asesinados y envilecidos–, esa frase debe ir acompañada de grandes movilizaciones ciudadanas que los obliguen, en estos momentos de emergencia nacional, a unirse para crear una agenda que unifique a la nación y cree un estado de gobernabilidad real. Las redes ciudadanas de Morelos están convocando a una marcha nacional el miércoles 6 de abril que saldrá a las 5:00 PM del monumento de la Paloma de la Paz para llegar hasta el Palacio de Gobierno, exigiendo justicia y paz. Si los ciudadanos no nos unimos a ella y la reproducimos constantemente en todas las ciudades, en todos los municipios o delegaciones del país, si no somos capaces de eso para obligarlos a ustedes, “señores” políticos, a gobernar con justicia y dignidad, y a ustedes, “señores” criminales, a retornar a sus códigos de honor y a limitar su salvajismo, la espiral de violencia que han generado nos llevará a un camino de horror sin retorno. Si ustedes, “señores” políticos, no gobiernan bien y no toman en serio que vivimos un estado de emergencia nacional que requiere su unidad, y ustedes, “señores” criminales, no limitan sus acciones, terminarán por triunfar y tener el poder, pero gobernarán o reinarán sobre un montón de osarios y de seres amedrentados y destruidos en su alma. Un sueño que ninguno de nosotros les envidia.

No hay vida, escribía Albert Camus, sin persuasión y sin paz, y la historia del México de hoy sólo conoce la intimidación, el sufrimiento, la desconfianza y el temor de que un día otro hijo o hija de alguna otra familia sea envilecido y masacrado, sólo conoce que lo que ustedes nos piden es que la muerte, como ya está sucediendo hoy, se convierta en un asunto de estadística y de administración al que todos debemos acostumbrarnos.

Porque no queremos eso, el próximo miércoles saldremos a la calle; porque no queremos un muchacho más, un hijo nuestro, asesinado, las redes ciudadanas de Morelos están convocando a una unidad nacional ciudadana que debemos mantener viva para romper el miedo y el aislamiento que la incapacidad de ustedes, “señores” políticos, y la crueldad de ustedes, “señores” criminales, nos quieren meter en el cuerpo y en el alma.

Recuerdo, en este sentido, unos versos de Bertolt Brecht cuando el horror del nazismo, es decir, el horror de la instalación del crimen en la vida cotidiana de una nación, se anunciaba: “Un día vinieron por los negros y no dije nada; otro día vinieron por los judíos y no dije nada; un día llegaron por mí (o por un hijo mío) y no tuve nada que decir”. Hoy, después de tantos crímenes soportados, cuando el cuerpo destrozado de mi hijo y de sus amigos ha hecho movilizarse de nuevo a la ciudadanía y a los medios, debemos hablar con nuestros cuerpos, con nuestro caminar, con nuestro grito de indignación para que los versos de Brecht no se hagan una realidad en nuestro país.

Además opino que hay que devolverle la dignidad a esta nación.

Foro “Derechos Humanos y Seguridad Ciudadana”

Centro de Derechos Humanos, Miguel Agustin Pro, A.C., la Representación en México de la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas y Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos los invitan al  foro sobre “Derechos Humanos y Seguridad Ciudadana” el foro intentará abordar las políticas de seguridad pública aplicadas en la región y su impacto en el ámbito de los Derechos Humanos; con la participación de Luis Arriaga, director del Centro ProDH, A.C., Alan García, coordinador del área jurídica de la OHNUDH, México, y Consuelo Morales, directora de Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos, A.C.

Los invitamos a participar el próximo miércoles 13 de abril  de 18:30 a 20:30 horasen el Centro Cultural Loyola, A.C., ubicado en Belisario Dominguez número 2145, colonia el Obispado, en Monterrey Nuevo León.

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