En el 75° aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, desde CADHAC destacamos su significado que expresa las aspiraciones y los sueños de personas que, frente a los horrores que atestiguaron, imaginaron un camino hacia un futuro de justicia y paz.

Citando las palabras del señor Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos: La Declaración fue concebida como una hoja de ruta hacia un mundo más estable y justo.

Actualmente enfrentamos una brecha creciente entre los ideales de la Declaración y la realidad en Nuevo León. Somos una sociedad con profundas heridas que derivan de la estela de violencias que persisten en nuestro estado y que se agudizan con hechos y acciones recientes. Resaltamos la importancia de la Declaración como una guía y un ideal en la interpretación de nuestra realidad actual

En Nuevo León son miles las personas desaparecidas y los severos daños que esto ha ocasionado a las familias, cuyos derechos fundamentales a la verdad, justicia y reparación son vulnerados en un contexto de impunidad absoluta. Un hecho que parece no representar mayor preocupación para las autoridades.

Estamos en un punto crítico donde las necesidades de la población están siendo sistemáticamente ignoradas por las personas en el poder. Las autoridades encargadas de dar protección a los derechos lejos de estar a la altura de las circunstancias, erosionan las reglas básicas del juego democrático y del estado de derecho que se comprometieron a defender. La ciudadanía de Nuevo León somos víctimas de su cinismo.

Día a día, enfrentamos violaciones de derechos humanos. Desde la falta de acceso a servicios básicos, como agua potable, medios de transporte dignos, el respirar aire contaminado hasta la incapacidad para garantizar el derecho a la vida y la integridad física a todas las personas que habitan y transitan el estado. Estos derechos son los que la Declaración Universal protege y que las autoridades tienen la obligación de hacer efectivos. Sin embargo, la falta de acciones concretas sugiere que no son una prioridad de gobierno.

Los principios de libertad, igualdad y dignidad están en riesgo, afectando a miles de personas en situaciones de pobreza y marginación. Persiste una estructura machista y patriarcal que afecta la seguridad y los derechos de las mujeres. y no hay políticas que les permitan vislumbrar un futuro promisorio a las personas jóvenes.

Como lo cuestionó el Alto Comisionado, “¿han fracasado los derechos humanos?, No. Los derechos humanos no han fracasado. Los líderes que ignoran esta verdad ponen en peligro a las personas a las que se supone que sirven. Es la indiferencia cínica por los derechos humanos… lo que nos ha llevado a esta situación. Al hecho de que cuando se violan o se ignoran los derechos humanos, aparecen los conflictos”.

En Nuevo León es evidente la desconexión entre los ideales de las y los servidores públicos y lo proclamado por la Declaración Universal, por eso hacemos un llamado y decimos ¡BASTA!

Merecemos vivir en una sociedad digna, donde la paz y la justicia no sean solo ideales, sino realidades. Las autoridades tienen el deber de garantizar los fundamentos para vivir en armonía y con dignidad. Tienen la obligación de atender y contribuir a sanar los dolores sociales que lastiman la vida de muchas personas en Nuevo León. Solo así avanzaremos en el camino para hacer efectivos los principios fundamentales establecidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

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