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La situación actual de los periodistas mexicanos y la libertad de expresión

22 de mayo del 2014

BP. No. 1405/17

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Durante el evento en el Museo de Historia Mexicana.

 

En el marco del 20 aniversario de Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos, A.C. (CADHAC) y de nuestra exposición “Compasión, Con Pasión, Pasión”, se realizó ayer la conferencia: “Impactos de la Violencia Social en el Ejercicio de la Libertad de Expresión”, en el Museo de Historia Mexicana. La exposición estuvo a cargo de Jesús Cantú, profesor de cátedra de la EGAP del Tec de Monterrey y periodista y Karla Torres, especialista en medios de información e integrante de CADHAC. La moderadora fue Lylia Palacios, investigadora de la UANL.

México vive momentos críticos en materia de libertad de expresión: asesinatos de periodistas, leyes que pretenden coartar el derecho a manifestarse, leyes de telecomunicación que favorecen a oligopolios y una impunidad casi absoluta para quienes agreden a los comunicadores y defensores de derechos humanos.

De esta realidad, sin duda, el problema que más resalta es la situación actual de la prensa, afirmó Jesús Cantú. De acuerdo con el organismo internacional Reporteros Sin Fronteras, actualmente México ocupa el lugar 152 de 180 en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa. Es de los que gozan menos libertad, se encuentra debajo de países como Myanmar, Rusia y Bangladesh y justo arriba de Irak. Desde el año 2000 y hasta el 2014 han sido asesinados en México 89 periodistas en ejercicio de sus labores y 17 se encuentran desaparecidos, según las estadísticas de esta organización.

Jesús Cantú indicó que el Comité para la Protección de Periodistas (CJP) realizó una investigación que  reveló que al menos en cuatro de cada diez homicidios de periodistas, las víctimas recibieron amenazas antes de ser asesinados.  “Los asesinos de periodistas tienden a enviar mensajes de advertencia a los medios de comunicación en general. Por ello, al menos una tercera parte de los periodistas asesinados fueron tomados en cautiverio o torturados antes de su muerte”, dijo el experto.

Una investigación sobre la situación de los periodistas en Nuevo León, realizada por Karla Torres a base de entrevistas con periodistas de diversos medios, arrojó que los reporteros que cubren la sección de seguridad han tenido que hacer muchos cambios en sus rutinas de trabajo para salvaguardar su integridad física.

Los periodistas locales son quienes quedan más desprotegidos porque los grupos del crimen organizado y las autoridades saben quiénes son y ni las empresas mediáticas ni las autoridades les ofrecen garantías. Esto provoca que lo que se publica acerca de la seguridad en el estado sea superficial, una realidad a medias, pues las condiciones actuales de violencia no permiten que ellos realicen investigaciones más profundas.

“Algunos de los cambios más importantes ocurrieron después del 2007, cuando Gamaliel López, reportero de TV Azteca y su camarógrafo desaparecieron. Se perdió la exclusiva (sacar una nota antes que otros medios), la libertad de trabajar por toda el área metropolitana, la interacción con las fuentes, tuvieron que recurrir a la autocensura en muchas ocasiones y aprender a medir los riesgos y amenazas del crimen organizado”, dijo la expositora.

En el periodo 2009-2012 hubo en Nuevo León 9 ataques a instalaciones de medios de comunicación: 7 al periódico El Norte, de Grupo Reforma, uno a Televisa Monterrey y uno más a AW Noticias 1280 AM. También han asesinado o desaparecido a 6 comunicadores desde el 2007.

Para que la situación mejore, coincidieron los expertos, se necesita voluntad por parte de las empresas mediáticas y los mismos periodistas. El caso de Colombia es un ejemplo, pues cuando la violencia se encontraba en su punto más álgido, los periodistas de aquel país se unieron para protegerse, prepararse, coordinarse mejor y reducir sus riesgos para así cumplir a cabalidad con su labor de informar.

 

 

La situación actual de los periodistas mexicanos y la libertad de expresión